Desde que el mundo es mundo el hombre ha querido descifrar o modificar su destino. Alejar los presagios malévolos, atraerse la buena suerte, conjurar maleficios e incluso hasta causar mal al prójimo.Para ello acudió a los astros, a leer las nubes, a los tres reinos Sirviéndose de piedras, hierbas y toda suerte de animales, celebró rituales y ceremonias para despejar incógnitas, ganar mercados, conquistar personas o lugares, desfacer entuertos.Y cuando le arremetieron dudas que lo arrinconaron en un callejón sin salida no vaciló en acudir a muertos propios o ajenos, cuanto más ilustres mejor, para que le despejaran el camino.Echando mano de sus conocimientos en astronomía, matemáticas y anatomía, también empleó intermediarios, a los que llamó arúspices, adivinos, alquimistas, pitonisas, sacerdotes o hechiceros. Sobre todo, las hechiceras, que fueron quienes llevaron la peor parte de la historia.El porqué del trébol de cuatro hojas, la relación entre poder y superstición, el mal de ojo, los amuletos en el deporte, la pata de conejo, los dientes de tigre y los talismanes en general son algunos de los temas que nos apasionó descubrir y compartimos en estas páginas.Este libro es un viaje imantado alrededor de todo ello, una manera, a veces socarrona, otras apasionadas, de comprender el mundo en el que aún andamos.