La primera novela de la Trilogía de Fronteros, aquellos soldados que daban frente al enemigo, por vivir en tierras colindantes y, por ende, siempre en litigio, el autor la dedicó a los Fronteros en América, concretamente a aquellos que en Nueva España se enfrentaron a los crueles apaches y comanches, en el siglo XVIII. De aquellos, poco conocidos que se adelantaron cien años al famoso Far West, pasa en su segunda novela a los Fronteros en la Reconquista, protagonistas del día a día durante ocho largos siglos en primera línea. Lo centra en quienes lo hicieron en la Guerra de Granada (1482-1492), contienda que puso fin a la recuperación de la península Ibérica y la derrota definitiva del último reino musulmán, el nazarí. Excelentes guerreros, moros y cristianos, donde la costosa victoria se inclinó hacia quienes se encontraban mejor dirigidos y mandados.La seña de identidad de César Muro es el rigor en los hechos históricos de sus novelas, profundizando en sus avatares y haciéndolos fácil de comprender por la sencillez de su pluma y la pericia en saber dar vida a sus personajes, unos reales y otros de ficción, que combina con maestría para fundirlos en un relato histórico de gran valor.En este caso, aunque los líderes de ambos bandos están suficientemente tratados, sobre todo en las grandes decisiones de la guerra, la trama discurre a caballo de la muy poco conocida vida de don Gonzalo Fernández de Córdoba, quien más tarde sería reconocido como el Gran Capitán. Pasajes de su vida salen a la luz de la mano de quienes serán los protagonistas de la novela: sus cuadrilleros, aquellos hombres que servían a un señor, de forma inmediata, en la lucha y en otros menesteres de la vida cotidiana. Hombres de frontera, rudos seguramente, pero con grandes virtudes como la lealtad, el culto a la amistad, el espíritu de sacrificio, el compromiso, la abnegación y el valor.Con un ritmo ascendente, donde no faltan sorpresas, se nos seduce con un relato fresco, al que dan vida interesantes personajes que enriquecen las páginas de este quinta novela del autor, que nos lleva al final, una vez más, sin dejar de sorprendernos con su imaginación.