LA GRAN PROFESIÓN | Clase secreta del Rito Escocés Rectificado:Instrucciones de Profeso y Gran Profeso

La Clase secreta de la Profesión del Régimen Escocés Rectificado ha sido generadora de controversia desde el mismo momento de su no- creación, bien podría decirse, ya que el convento de Wilhemsbad de 1782, que debía refrendarla, y con ello darle «el pistoletazo de salida», no llegó nunca a aprobarla y el Régimen Escocés Rectificado nació oficialmente sin esa tercera Clase.No obstante, y desde esa misma fecha, se ha venido especulando sobre su existencia o no, ya que, al haber existido un convento anterior en la ciudad francesa de Lyon en 1778 donde se presentó el proyecto (consistente en tres Clases: la Clase simbólica, la Orden Interior y la tercera Clase de la Profesión) de lo que tenía que ser la Reforma del sistema alemán conocido como Estricta Observancia, algunos sectores siempre han considerado que la Profesión ya existía antes del convento de Alemania de 1782.Lo cierto es que, por una razón u otra, y especialmente por el contenido de las Instrucciones (de Profeso y Gran Profeso) de esta Clase de la Profesión que sintetizan la que se considera la doctrina del Rito Escocés Rectificado, doctrina debida a Martinès de Pasqually y heredada a través de Jean-Baptiste Willermoz (autor de la mayor parte de las Instrucciones), dichas instrucciones presentan ciertas doctrinas totalmente contrarias a la fe cristiana de la Iglesia, mientras que el Rito Escocés Rectificado se afirma cristiano en sus propios textos y rituales de las Clases anteriores a esta.La controversia, pues, está servida. Estas Instrucciones, aquí presentadas en su totalidad, sin ser a día de hoy ningún secreto ?cuando en internet puede encontrarse casi todo? nunca habían sido publicadas en español. El autor las publica aquí íntegramente, pero con presentaciones y comentarios que sirven a modo de «aviso a navegantes» señalando las divergencias de dichos textos, respecto a la doctrina cristiana de la Iglesia, dejando pues la libertad a cada uno para que pueda juzgar por sí mismo y examinarse sobre su fe en el Credo.