El miedo nunca se olvida

Recordar los sueños al despertar es una tarea de titanes. A Mr. Grosdanovich se lo ha prescrito su psiquiatra si desea recuperar su cordura. En la mesita de noche hay una hoja de papel y un lápiz dispuesto para tal fin.Nadie descubre la desaparición de un cliente.El tiempo ha pasado sin detenerse, como los ciclistas en carrera. Sus captores, unos desconocidos que se mueven en un mundo irreal para los demás, le obligan a plasmar en hojas de papel sus más íntimos recuerdos, los que se ocultan en lo más recóndito de su cerebro, profundas impresiones de unos tiempos muy lejanos donde fue perseguido, capturado y prisionero en las cárceles de Franco.Ambos protagonistas vuelven a encontrarse en un pueblo de Madrid e intenta devolver los escritos a su legítimo dueño, pero hay uncambio. Heladio por indicación de su psiquiatra ha seguido escribiendo sus aventuras sobre sus pesadillas, sus desamores que no son realidades de su sueño.¿El estado puede controlar a toda una nación? ¿Alguien puede comunicarse con las aguas de un río?Mr. Grosdanovich lucha por los desaparecidos, por los indigentes, por los enfermos.