Y un solo corazón

A pesar de las consecuencias a las que sin duda me voy a enfrentar, he decidido revelar unos hechos en los que me vi envuelto y que, para evitar su conocimiento por la opinión pública, han sido clasificados como secretos. Con ello, sólo espero saldar la deuda de honor que consume mi vida, pues incumplí mi sagrado juramento de no abandonar nunca a un compañero en el campo de batalla, hasta perecer todos.Sucedió durante el despliegue en Afganistán de un contingente militar español integrado por unidades de la VII Bandera de La Legión Española "Valenzuela", perteneciente al Tercio "Don Juan de Austria", 3º de La Legión.Aquí hallaréis honor, gallardía, valor, coraje, lealtad, humildad, sencillez, amor, sacrificio, dolor, pasión, desconsuelo, orgullo, traición, en fin, una gran concentración de sentimientos que exaltarán vuestras emociones, harán vibrar vuestros sentidos y golpearán con fuerza vuestro corazón.Una Bandera Legionaria se vio envuelta en una situación infernal, con feroces combates y unas batallas que no sólo se luchaban sobre el terreno y frente al enemigo.Un Caballero Legionario; un hidalgo español, veló por nuestras vidas sin importarle arriesgar la suya, pues su alma ya vivía condenada en su valeroso, pero desgarrado corazón. Su honor y lealtad fueron su perdición, pero, también, la salvación de sus hermanos y hermanas del Tercio. Además de combatir en la cruel guerra terrenal, el destino le obligó a sufrir y pelear en la más inhumana, feroz y despiadada lucha; con el iluso anhelo de lograr expiar la injusta condena que moraba y devoraba su corazón. Su valentía y honor le llevaron a librar batallas que podría haber evitado, pero, su afán por proteger y no abandonar a sus hermanos de armas, le condujeron a vivir pesadillas que, a nosotros, duros hombre y mujeres del Tercio, nos desvelan y arrebatan el sueño.