Bernardo del carpio. El héroe de roncesvalles

En los albores del reinado de Alfonso II de Asturias, el último reducto cristiano del norte peninsular se ve seriamente amenazado por una sucesión de despiadadas aceifas musulmanas. El emir cordobés Hisham I ha llamado a la guerra santa y está decidido a acabar de una vez por todas con la tenaz resistencia de aquellos que no consienten vivir bajo su dominio.En este contexto histórico discurre la existencia de Bernardo, el hijo del monarca, siempre a caballo entre los placeres de la corte y las crueldades de la guerra; hasta que es informado de algo que dará un vuelco radical a su vida y cambiará para siempre su forma de entenderla.Será entonces cuando se dé cuenta de las muchas andanzas que el destino le tenía reservadas; andanzas que comenzarán con su destierro y que le llevarán a lugares tan dispares como a la inhóspita tierra de nadie de la frontera, en donde fundará su propio castillo y llegará a mandar su propia hueste; o a la esplendorosa Zaragoza de Bahlul ibn Marzuq, entre cuyos muros tendrá oportunidad de conocer y quedar maravillado con la peculiar idiosincrasia de la cultura andalusí.Dos anhelos principales guiarán esta nueva etapa: la búsqueda de su verdadero padre y la lucha por un amor imposible. Mas no será tarea fácil: una oscura trama de enrevesadas intrigas por el poder, donde el engaño y la traición acechan a la vuelta de la esquina, harán que su vida esté muchas veces en un suspiro.En una época marcada por el estado de permanente guerra contra el enemigo invasor, su astucia y su valor en el combate lo convertirán en un guerrero único, excepcional; lo que tendrá su momento culminante en la épica gesta protagonizada en el paso de Roncesvalles contra el todopoderoso emperador Carlomagno, la cual estará llamada a permanecer en la cultura popular española durante siglos.Sin embargo, no será ninguna de sus grandes hazañas bélicas lo que colmará de sentido su vida, sino un hecho acaecido a muchas leguas de sus dominios: el descubrimiento de un sepulcro muy santo...